A FONDO


Cuéntame un cuento...

PERO, ¿QUÉ ES UN CUENTO?

Un cuento, un cuento… pues un cuento es una de las formas más antiguas de literatura popular de transmisión oral, aunque en la actualidad el término se emplea a menudo para designar diversos tipos de narraciones breves. Narración breve, pues, oral o escrita, de un suceso imaginario, protagonizado por un número reducido de personajes, cuya finalidad es provocar en el lector una única respuesta emocional.

Sainz de Robles, en su libro Cuentistas españoles del siglo XX, dice: “El cuento es, de los géneros literarios el más difícil y selecto. No admite ni las divulgaciones, ni los preciosismos del estilo. El cuento exige en su condición fundamental, como una síntesis de todos los valores narrativos: tema, película justa del tema, rapidez dialogal, caracterización de los personajes con un par de rasgos felices”.

Etimológicamente, cuento deriva del latín computum, que significa cálculo, enumeración. De ahí, pasó a significar “la enumeración de hechos”, y , por extensión, “recuento de acciones o sucesos reales o ficticios”.

Leyendo un cuento, descubriremos que las distintas partes que lo forman consiguen un efecto armónico unitario:
Introducción: sitúa al lector, dando los elementos necesarios para comprender el relato; se esbozan los rasgos de los personajes, se dibuja el ambiente en que se sitúa la acción y se exponen los sucesos que originan la trama.
Desarrollo: exposición del problema que hay que resolver; va progresando en intensidad a medida que se desarrolla la acción y llega al clímax o punto culminante (máxima tensión).
Desenlace: resuelve el conflicto planteado; concluye la intriga que forma el plan y el argumento de la obra de manera terminante (solución completa), moral (el comportamiento de los personajes transmite el valor ético que se desea mostrar), dual (existen dos protagonistas de caracteres opuestos, que producen efectos contrarios dependiendo de sus actos) o esperanzadora (se sugieren posibles modificaciones de actuación que pueden resolver el problema en el futuro).

CUENTOS, CUENTOS Y MÁS CUENTOS

En líneas generales, los principales tipos de cuentos son:
En verso y prosa: los primeros considerados poemas épicos menores; los segundos, narraciones breves, desde el punto de vista formal (relato que no sobrepase las 10.000 palabras).
Populares y eruditos: los primeros son narraciones anónimas, de origen remoto, que generalmente conjugan valores folklóricos, tradiciones y costumbres, y tienen un fondo moral; los segundos poseen origen culto, estilo artístico y variedad de manifestaciones.

Tanto unos como otros, pueden subclasificarse en:
Infantiles (Andersen, Perrault): contienen una enseñanza moral; su trama es sencilla y tienen un libre desarrollo imaginativo. Se ambientan en un mundo fantástico donde todo es posible.
Fantásticos o de misterio (Hoffmann, Poe): su trama es más compleja estructuralmente; impresionan por lo extraordinario del relato o estremecen por el dominio del horror.
Poéticos (Wilde, Rubén Dario): gran riqueza de fantasía y exquisita belleza temática y conceptual.
Realistas (Unamuno, Quiroga): reflejan la observación directa de la vida en sus diversas modalidades: psicológica, religiosa, humorística, satírica, social, filosófica, histórica, costumbrista o regionalista.

LA HISTORIA DEL CUENTO

Los cuentos más antiguos aparecen en Egipto en torno al año 2000 a.C. Más adelante cabe mencionar las fábulas del griego Esopo y las versiones de los escritores romanos Ovidio y Lucio Apuleyo, basadas en cuentos griegos y orientales con elementos fantásticos y transformaciones mágicas. Junto a la eternamente popular colección de relatos indios conocida como Panchatantra (siglo IV d.C.), la principal colección de cuentos orientales es sin duda Las mil y una noches. La influencia de esta obra fue decisiva para el desarrollo posterior del género en Europa.

El Heptamerón (1588), de Margarita de Navarra, en Francia, y la Novelle, de Bandello, en Italia, corresponden aproximadamente al género. También los Canterbury tales, de Chaucer, escritos en la ultima parte del siglo XVI. En el siglo XVII, en Francia, La Fontaine titula Contes a unas narraciones versificadas, de cierta vinculación con la literatura folclórica. En el siglo XVIII, Perrault, con su colección de cuentos populares titulada Cuentos de mi madre la gansa (1697), y Voltaire con sus cuentos Candide, Zadig, Micromegas, etc., revisten este tipo de narración con un ropaje eminentemente literario.

El romanticismo inspira un florecimiento del cuento, dando una nueva vida al elemento maravilloso como soporte fundamental del cuento: Nodier en Francia, Hoffmann en Alemania, Poe en Estados Unidos y Bécquer en España, son nombres representativos de esta fase. Pero la aportación más significativa en este campo es la del danés Andersen, quien, en 1835, publicó su libro titulado Cuentos para niños.

En la primera mitad del siglo XIX, el relato costumbrista, de aldea, y el relato de vida campesina, adquieren gran interés durante la época realista, y lo cultivan con éxito, entre otros, Gottfried Séller, Gogol y Bjornson. Ya en la segunda mitad del siglo, el cuento adquiere plena vigencia y popularidad con Chejov, uno de los eximios creadores universales en esta modalidad narrativa. En Francia, Flaubert, en sus Tres cuentos, aplica al genero la prosa de arte que había experimentado en sus novelas; su discípulo Maupassant, fue sin duda, uno de los grandes maestros del cuento como esbozo narrativo que condensa en pocas paginas una rápida y penetrante impresión. En España, Clarín, Valera, Pereda y Pardo Bazán son los cuentistas mas destacados.

En la primera mitad del siglo XX, los escritores norteamericanos Scott Fitzgerald y Hemingway, aportan su propia versión de cuento short story, cuyas formulas de singular eficacia narrativa fortalecen el genero. En España, después de la guerra civil, el cuento conoce un nuevo florecimiento con Cela Laforet, Aldecoa y Carredano. En Hispanoamérica, a partir del siglo XIX, el cuento tiene un auge extraordinario, de la mano de autores como Borges, Cortazar, Onetti, Carpentier, Lezana Lima, Rulfo, García Márquez, Fuentes, Roa y Bastos, entre muchos.


Marzo 2008


APUNTES PARA UN APUNTE:

1.- Vladimir Propp fue un gran erudito que dedicó su vida al análisis de los componentes básicos de los cuentos populares rusos, publicando sus conclusiones en su opera mater Morfología del cuento (Morfologia skasky - 1928). En concreto, encontró una serie de puntos recurrentes que creaban una estructura constante en todas estas narraciones, lo que se conoce como “las funciones de Propp”. Podéis ver un interesante link a este respecto en Colorín Colorado.
Como curiosidad, añadir que aunque su teoría influyó notablemente en cuentistas de la talla de Claude Lévi-Strauss y Roland Barthes, fue prácticamente ignorada en occidente hasta bien entrado 1950, cuando finalmente se tradujo su obra al inglés.

APUNTE DE VANESKA


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